Mi 2015 fue uno de esos años agridulces… Cada vez que como
algo con ese sabor al principio siento más lo dulce que lo salado. Y así empezó
este año para mí. Con el sabor más dulce que una persona podría desear; un casi
novio, una felicidad incontenible, fin de un ciclo que aproximadamente hizo mi
vida escolar una mierda, nuevas amigas, las mentiras destapadas. Lo mejor de lo
mejor. Pero en junio el sabor se hizo tan agrío, al punto de que quería
escupirlo (mis notas bajaron y me enteré de que mi casi novio me dejó por otra
chica con mi mismo nombre, patético ¿No?). Luego –para mi suerte- las aguas se
calmaron y volví a ser yo. O una clase de yo.
Yo soy de las que creen que de un día para el otro, nuestras
vidas pueden tomar un giro de 180° sin aviso previo. La vida nos sorprende de
la manera más increíble (tanto para bien como para mal). Este año yo descubrí
eso… Antes no creía en los cambios, ahora creo que todo es posible. Un sábado
de mayo, yo estaba teniendo la mejor salida con Taro (no es su nombre ese, pero
bueno, para mantenerlo en el misterio) y un miércoles ya lo estaba considerando
ex. Que locos pueden ser los instantes… Un momento estamos parados en un sitio,
y de repente, estamos en otro.
Mis expectativas para el 2016 no son muy claras, a la excepción
de una; enamorarme de verdad ¿Goma? Capaz, pero me encantaría que pase. Ya sé
que estoy en la “edad plena” y bla, bla, bla pero es lindo tener a alguien que
te quiera, que confíe en vos y cuando te mire, vea algo más allá de lo que uno
puede ver.
Este año le di la bienvenida a millones de experiencias y
aprendizajes. Pero si tengo que separar la más importante fue el aprender a
decir chau, el que hay que continuar –cueste lo que cueste- y que uno por más
que quiera… No puede volver al pasado ni pretender que las cosas sean igual que
ante, porque jamás lo serán. Me quedo con los recuerdos tan lindos que tengo,
pero suelto todo esto que me hizo mal.
2016, prepárate, porque este año va a ser mejor. Bienvenido
sean los nuevos aires.
Y Gracias 2015, me atrapaste de la manera que más amo;
espontáneamente. Me guardo lo mejor, y dejo todo lo demás con los ojos cerrados
sin olvidar el aprendizaje de mis errores… ¡Fuiste genial! Hasta nunca.
Hasta la vuelta ¡Y buen
comienzo de año!, C.