jueves, 23 de junio de 2016

To him.

¿Cuándo voy a callar tus silencios fríos y calculadores?, ¿Cuándo mi corazón dejará de latir con todas las fuerzas del mundo cada vez que escucho tu nombre?, ¿Cuándo mis labios dejarán de extrañar esos besos que me diste alguna vez?

Hace un año ya que la vida me alejó de vos, que decidió hacerme a un lado. Yo a la derecha y vos a la izquierda… Yo atascada ocho mil pasos atrás y vos, prácticamente, con una vida nueva. Intento ocultarlo ¡Lo juro! Pero hay algo en lo profundo de mi alma que te pide a gritos una última vez, un último beso, un último abrazo, algo último para calmar a esta torpe joven que a pesar de que el tiempo pase, cual carrera sin fin, aún sigue extrañándote y necesitándote. Tengo tu mirada intacta, los recuerdos tan vivos como si hubiesen pasado ayer –como si pasaran en este mismo instante–, las palabras y los chistes aún me sacan sonrisas.

Éramos perfectos en nuestro desastre, en el tsunami en cual vivíamos. Y lo más importante, es que, era nuestro. Me volvías una loca con tu vanidad y tu manera de hablar tan racional, y yo sé que mi orgullo y mi sensibilidad te hacía echar humo de las orejas… Sin embargo, era especial.

Era, éramos, fuimos. Que doloroso, parece una puñalada en la espalda.

Me mostraste que amarte es el sentimiento más hermoso que jamás haya existido, fue nuestro desastre, pero fue perfecto en nuestra manera.