domingo, 6 de marzo de 2016

#1

Nunca fui una mina segura de mi misma, nunca tuve el valor de verme el espejo y aceptar lo que el reflejo me devolvía, al contrario, la rechazaba. Me daba repugnancia y bronca ver lo que veía; piernas gordas, una cintura sin definir, rollitos, un pelo desaliñado, ojos redondos como dos lunas y de color oscuro, una espalda horrenda. Me molestaba no ser castaña de ojos claros y "menudita".

Veía a mis amigas, flacas, esbeltas y luego a mí, que parecía una magdalena que le habían puesto mucho polvo de hornear. Lloré, más noches de las que dormí, mis gritos de súplica, bronca y tristeza sólo resonaban entre las paredes de mis pensamientos.

Nadie me se detuvo a mirarme durante estos años, fui invisible como Mía de “Diario de una princesa” y ridícula como Bridget Jones (sigo sosteniendo la teoría en que en una vida pasada, ella y yo éramos la misma persona).

A veces lo prefería así, a veces no. 

He sentido cosas tan feas y tristes; desde angustia hasta envidia. Envidia de los cuerpos de modelos que la televisión me mostraba, angustia de saber que yo nunca iba a llegar allí.

Esta inseguridad de mierda, creó temor y también me robó el poco amor propio que me tenía por completo. Estuve vacía, sin quererme y diciéndome que era gorda, fea e inútil.

Por eso jamás arreglé mis uñas, jamás me planché el pelo de una manera adecuada, jamás me maquillé “porque sí”. Me sentía tan horrenda que me terminaba convenciendo de que ser más femenina y más arreglada, no iba a terminar con la inestabilidad que venía teniendo. Que un poco de rímel, cubre ojeras y labial no iban a hacer la diferencia. 

Era como un monstro que se desarrollaba, día a día.

Ayer, me maquillé y me gustó. Siempre que me arreglé fue por salidas o por alguien, pero nunca para mí. Y ayer que lo hice, me sentí bien conmigo misma, me sentí a gusto. No me estaba pintando para nadie sólo para mi.

Descubrí que si hago las cosas sólo para mi, no para algún chico, me sentiría más linda, y relajada. Yo no busco gustarle a nadie, sólo a mi porque soy todo lo que tengo por el momento.

Estamos tan acostumbrados a hacer todo para agradar al otro, que nos olvidamos de algo; agradarnos a nosotros mismos. Lo que realmente importa.

Necesitamos querernos, para querer bien.

Yo no sabía lo que era ponerse un poquito de maquillaje, verse al espejo y sentirme linda por un momento. Vivía bajo la constante presión de vestir, maquillarme y peinarme para gustarle a mi ex.

Una vez me había puesto un short que a mi me gustaba, lo amaba. Él me dijo que era horrible, ¿Qué hice? Cuando volví a mi casa, doné ese short. Patético.

No podemos depender de la segunda opinión, de lo que dice la gente, de la valoración ajena. A ellos no les interesa nuestra vida.

Los demás no viven ni sienten, lo que nosotros sentimos.

¿Te gusta un corte de pelo, una prenda, un color o algo "raro"? No te sientas mal, culpable o justamente, rarito. Sos vos, son tus gustos y esta bien...

¿Qué importa si al otro no le gusta? Usa esa blusa con estampas psicodélicas que tu amiga dice que es horrible, teñite de color rosa por más que tu mamá te tilde de loca, comprate ese labial violeta que nadie quiere. Al fin y al cabo, siempre van a hablar de nosotros, siempre van a tener algo por lo cual juzgar y querer corregir. No permitas eso. Sos así como sos y ya esta.

No tengas miedo al "que dirán...", vos elegís si esos comentarios te van a afectar o no, si vas a permitir que la gente te tilde de algo que no sos y SI VAS A DEJAR QUE TE PASEN POR ENCIMA.

Valorate, querete y respetate, trata de demostrar que lo haces y vas a cerrarle la boca a muchos


Gracias, C.


No hay comentarios:

Publicar un comentario